DOS SEMANAS EN PUGLIA

Por segundo año consecutivo, y tras el éxito del anterior en Sicilia, volvimos a confiar nuestro tiempo más preciado, nuestras vacaciones en familia, a Trinakria. Partimos desde Nápoles hacia la zona central de la Puglia, allí pasamos la primera etapa del viaje. El primer alojamiento, en los Trulli di Acquarossa, donde el tiempo parecía haberse detenido, nos permitió dormir en un auténtico trullo. Desayunos con muchísimo encanto, preparados de forma diferente cada día, un ambiente de tranquilidad y relajación, cercanía de los lugares más importantes, hicieron de nuestra estancia una auténtica delicia.

Desde allí pudimos visitar fácilmente la Valle d'Itria: Cisternino, Alberobello, Locorotondo... Cada lugar con un encanto único, personal y muy atractivos.
También Ostuni, la città bianca, y perdemos por sus calles, con su olor a mar y su arte aflorando al doblar cualquier esquina.

La ciudad de Bari fue un descubrimiento: desde el mercado de Internalanza, donde pudimos probar los frutti di mare crudos, pasando por la ciudad antigua, donde degustamos los sabores típicos como los Sgaliozze y el Riso con patate e cozze (arroz, patatas y mejillones, ndr), y paseando por el centro moderno, salpicado de plazas, parques, tiendas y bellos edificios que se alzan para mostrar una faceta más moderna.

 A la vuelta de la visita a Bari, paramos en Polignano a Mare para tomar un helado junto a la estatua de Domenico Modugno mientras sonaba en nuestra imaginación su inolvidable canción Volare.

 Desde esta zona, fuimos a nuestro segundo destino en la provincia de Lecce: la Masseria la Macchiola, un precioso alojamiento ideal para conocer el sur de Puglia, el Salento, sus maravillosas playas y reservas naturales pero también para disfrutar del propio agriturismo, su preciosa piscina, sus desayunos, sus meriendas con galletas y dulces hechos con el amor que caracteriza a los italianos del sur.

Desde aquí pudimos visitar y disfrutar de los encantos del pueblo de Spongano, de Nardò, Otranto y de la escultural Lecce.

También visitamos Maglie donde nos encontramos una bonita estatua de Aldo Moro.

 Y quedamos prendados de las cristalinas aguas de la reserva natural de Porto Selvaggio, entre otras...

Finalmente partimos hacia la zona occidental, a nuestro último agriturismo, el también encantador Orto di Lucania, donde pudimos encontrar otro cielo, otro paisaje, pero que invitaba igualmente al relax.

Desde allí pudimos acercarnos a la imprescindible Matera y perdernos por sus encantadoras callejuelas y escaleras para poder ver una magnífica puesta de sol.

 Por último, estando por la zona no pudimos dejar de pasar por Altamura, y comprar su pan, con denominación de origen protegida (D.O.P).

 Y este es el resumen de nuestro estupendo viaje, un regalo para el alma... Gracias a Trinakria Tours por ayudarnos a vivirlo de este modo. Hasta la próxima.

Articulo escrito por M. San Andres.


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